Por falta de tiempo y aclamación popular, he tenido que cambiar mis planes este fin de semana. La idea original era hacer mi primera incursión en el mundo de las ensaimadas, pero parece que tendré que postponerlo. En su lugar he preparado unas rosquillas de anís al horno.
Uno de los recuerdos que tengo asociado a los carnavales de mi infancia, además de las filloas de mi abuela y del olor a purpurina y tela de disfraz, es el sabor de las rosquillas de anís de la tía Palmira. Me gusta prepararlas todos los años porque, en cierta medida, preparar algunas recetas es como rendir un pequeño homenaje a aquellos que nos las enseñaron y ya no están. El olor, el sabor, el ritural, despierta nuestros recuerdos y nos devuelve un pedacito de ellos.
Este año, sin embargo, como mi madre me había pedido que le evitase los fritos, he tenido que variar un poco la receta original y preparar unas pocas en el horno. La receta es la misma pero quedan más duras, como si fueran galletas, y luego hay que rebozarlas en un almíbar para que queden como glaseadas. Esta versión son lo que en Galicia se conoce como melindres. Riquísimos
Aquí tenéis la receta original paso a paso.
Este año, sin embargo, como mi madre me había pedido que le evitase los fritos, he tenido que variar un poco la receta original y preparar unas pocas en el horno. La receta es la misma pero quedan más duras, como si fueran galletas, y luego hay que rebozarlas en un almíbar para que queden como glaseadas. Esta versión son lo que en Galicia se conoce como melindres. Riquísimos
Aquí tenéis la receta original paso a paso.
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